martes, 18 de septiembre de 2012

En Caracas, República Bolivariana de Venezuela, Camaño fue reelecto presidente de la FELAP


Información que envía la FELAP

En el encuentro quedó bien claro que nuestra resistencia no ha sido en vano y no estamos dispuestos a rifarla, ni a olvidarla, como motor del presente y del futuro”, dijo el actual líder de la Federación Latinoamericana de Periodistas.
Al referirse a la unidad de los periodistas-trabajadores de prensa-comunicadores sociales, alentó a “sumar y sumar voluntades, pero a no confundir unidad con promiscuidad política. Una unidad con principios”.
PF (Prensa FELAP) entrevistó al compañero Juan Carlos Camaño, luego de concluidas las discusiones del XI Congreso de la organización continental de los periodistas-trabajadores de la prensa, que se realizó en Caracas, República Bolivariana de Venezuela, durante los días 1 y 2 de septiembre.
Entre varias resoluciones surgidas de intensos debates, se aprobó el retorno de los periodistas venezolanos –constituidos en la Plataforma de Periodistas de Venezuela- a la FELAP. Lo cual Camaño destacó como estratégico, “así como es estratégica la República Bolivariana de Venezuela en el proceso de integración regional y es estratégico el liderazgo del presidente Hugo Chávez”.
-PF: Al cierre del XI Congreso de la FELAP hiciste un reconocimiento a la unidad demostrada por las delegadas y delegados en los debates y en las conclusiones. Vale que amplíes sobre el tema.
-JCC: En medio de la alegría del final, me permití una reflexión que diera cuenta de aquello que las propias compañeras y compañeros decían al concluir el trabajo en las comisiones o en las plenarias. Durante todo el Congreso hubo mucha armonía y un fuerte clima de integración.
-PF: Y aclaraste sobre la importancia de la unidad de concepto, sin minimizar la importancia de la unidad de acción y la unidad orgánica.
-JCC: Distinguir tal cuestión no era algo secundario. De hecho convivimos dentro de la FELAP en unidad orgánica, y en distintas circunstancias con organizaciones que no están en la FELAP hemos luchado en unidad de acción: tomando acuerdos tácticos respetuosamente abordados. Pero esta vez quedó muy evidenciada la unidad de concepto: las coincidencias a la hora de analizar qué ocurre con la información, la comunicación, el periodismo, los periodistas. Nadie –ninguna delegación- llegó a Caracas a hablar de todo eso sin colocar en contexto cada uno de los temas señalados y otros. Se fue a Caracas entendiendo, tal cual lo señalaban los documentos preparatorios del Congreso, lo estratégico de la República Bolivariana de Venezuela en este tiempo histórico, lo estratégico del ingreso a la FELAP de la Plataforma de Periodistas de Venezuela y lo estratégico del propio Congreso.
-PF: Lo cual determinó que algunos tomaran distancia y no asistieran al Congreso.
-JCC: Fueron los menos. Este fue uno de los Congresos con la mayor asistencia de representaciones de países: dieciséis de América Latina y el Caribe, más la visita de compañeras y compañeros de España y Paraguay y las disculpas por no poder acompañarnos del Sindicato de Periodistas de Portugal y la Asociación Nacional de Periodistas de la República Popular China, invitados a participar de las discusiones, dado el vínculo de lucha y de fraternidad que mantenemos con todos ellos.
-PF: Sabemos que ha habido compañeras y compañeros de Colombia que no pudieron viajar por razones justificadas, no porque haya diferencias con la FELAP.
-JCC: Es así. Lo mismo ocurrió con los compañeros de El Salvador, con quienes tenemos una excelente relación. Ya resolveremos esto. Todo ha sido muy claro en este Congreso: nuestra convocatoria identificada con los procesos de integración regional, donde no está EE.UU., donde no está el imperialismo, por un lado, y por otro lado la decisión de quienes eligieron no asistir, diferenciándose ideológica y políticamente de nuestra organización. Lo relevante, además de la muy buena asistencia de compañeras y compañeros al Congreso, ha sido, en esta oportunidad, lo reitero, la unidad de concepto. Una unidad que no puede ni debe significar ingenuidad.
-PF: ¿Por ejemplo?
-JCC: Por ejemplo, no escuché a ninguna delegada o delegado referirse al “periodismo independiente”, ni al “periodismo objetivo”. Nadie cree en eso, nadie cree –por lo menos en el Congreso nadie lo manifestó- que la ideología, la política, la filosofía, las disputas financieras y económicas, la realidad social, la identidad cultural, son cuestiones de “otras gentes” y no, también, de los periodistas; de los periodistas involucrados como parte de lo que les sucede en la vida diaria y no como “opinólogos”, “todólogos”. No escuché a nadie justificar las políticas neoliberales, imperialistas, ni siquiera con ese lenguaje almibarado y diversionista tan afín a esas organizaciones de apariencia insulsa, promotoras del apoliticismo, muchas veces sostenidas y fogoneadas por la propia CIA, en su mil y una forma de disfrazarse.
-PF: Cuando la FELAP cumplió treinta años, hace seis, una consigna primó en aquellas jornadas: “Ni ajenos, ni callados, ni neutrales”. ¿Eso es lo que se vivió aquí en Caracas?
-JCC: Efectivamente. Las discusiones y las resoluciones expresaron eso. Hay poderes que dominan en todos esos campos que citábamos –la economía, las finanzas, la política, la información, los comerciantes de las guerras- y en los que se desempeña la profesión, por lo cual se hace inconcebible aceptar que el periodismo y quienes lo ejercen vivan en la neutralidad, en un abstracto, ajenos a dar opiniones, a formar opiniones; ajenos a las tensiones políticas, ignorantes de las confrontaciones sociales por mejorar las condiciones de vida. Las y los periodistas no viven en un limbo, por más que algunas y algunos lo crean y lo pretendan en sus sueños.
-PF: Sin embargo, hay quienes insisten con la “objetividad” y el apoliticismo, a la hora de hacer su labor periodística.
-JCC: En la práctica –aunque no lo verbalicen- esa fantasía se les cae a pedazos. Es impensable que el periodista no tenga una mirada, más o menos, profunda sobre la realidad, un pensamiento político, una posición ideológica y filosófica, por ejemplo acerca de las guerras, las invasiones imperialistas a distintos países para saquearles el petróleo, las tierras, el agua, las riquezas. ¿Cómo se hace para analizar los orígenes del hambre, sus responsables, las consecuencias
desastrosas que provoca en una generación tras otra? ¿Se dice o no quién saquea, quién hambrea, quién explota a las gentes y quiénes concentran casi la totalidad del poder en materia informativa a escala mundial? ¿Se dice o no quién desarrolla tecnología para las guerras de usurpación de soberanía? ¿Cómo periodistas se está con los invasores que saquean pueblos, matan gentes o en contra de ellos? Los hay periodistas de un lado y de otro: los que van montados en los tanques de guerra de los invasores y los que denuncian las atrocidades contra la vida humana y del planeta. ¿Qué hacemos? ¿Hasta dónde llegamos con la unidad?
-PF: ¿Siempre se está tomando una decisión política?
-JCC: Sin lugar a dudas. ¿Se toma posición como ser humano y periodista para enfrentarse a una realidad que humilla la condición humana, o se obedecen órdenes de los saqueadores, los explotadores, las políticas neoliberales, la ferocidad capitalista? Bueno, si no se hace ni una cosa ni la otra, también estás haciendo una elección política. La realidad lo expone todo en carne viva, mirar para otro lado y hablar de deontología periodística, de ética profesional, mientras alrededor de tus maravillosas deducciones teóricas crecen las enfermedades que podrían evitarse, es una aberración. Mientras a tu lado crecen los desplazados del sistema productivo, los ninguneados en su hambre, los abandonados a su suerte en la salud, en la educación, los que no tienen acceso alguno a la elaboración y la difusión de noticias y opiniones, es una aberración.
-PF: ¿Hay más conciencia que hace unos años?
-JCC: Puede que sí, puede que la haya, pero si así no fuera hay tantas evidencias de las injusticias y de tantas promesas incumplidas acerca de que llovería bienestar como una bendición y acerca de que todos viviríamos en el mejor de los mundos, luego de la caída del Muro de Berlín, que ya sea por toma de conciencia o porque se ven los dramas que dejaron las políticas neoliberales -ahora haciendo estragos en Europa y EE.UU.- es imposible convertirse en un extraterrestre. En este Congreso al tocar todos esos puntos nadie habló desde una nube. Eso para mi estableció un piso básico de discusión y de acuerdos. Impidió atajos absurdos, eufemismos.
-PF: A las cosas por su nombre
-JCC: Sí. Al hablar de lo financiero, lo económico, lo mediático, el desarrollo tecnológico, los intereses de clase, se le puso nombre a los dueños de las cosas, a los apropiadores de los recursos estratégicos. Se identificó que existe concentración monopólica de la economía, la política, la información, la comunicación. Y ante eso nos reafirmamos en continuar luchando para cambiar un sistema injusto. Ahí, según mi manera de entender, se verifica la unidad de concepto. Un salto de calidad. Por eso quienes no piensan así han decidido no venir, aunque fueron invitados para que expusieran sus razones políticas, sus posiciones ideológicas. Por eso digo que aquí estuvo todo muy claro. Tan claro que, reitero, forjar la unidad frente a desafíos tan esenciales no admite ninguna ingenuidad.
-PF: Eso no es nuevo en la FELAP.
-JCC: Hace veinte años atrás o menos, al proceso de interdependencia económica global, de matriz neoliberal, y al “desarrollo” técnico-científico, que ahondaba desigualdades sociales estructurales, se lo llamaba modernidad y, dándole una vuelta más de tuerca, pos modernidad. Y quienes no nos inscribíamos a ciegas y en silencio en tales procesos éramos considerados unos trogloditas, se nos acusaba de estar detenidos en el tiempo. La FELAP era acusada de ser vieja, aferrada al pasado. Se nos acusaba de dogmáticos, nostálgicos, extremistas.
-PF: Era cuando se decía que la FELAP no duraría mucho tiempo, a finales de los años noventa.
-JCC: Sí, cuando nos aconsejaban docilidad para hacernos una lobotomía, para que admitiéramos conceptualmente la lógica de la dominación de los dueños del dinero. En fin, este
Congreso, en un nuevo tiempo en Latinoamérica y el Caribe, ha sido muy gratificante porque, entre otras cosas, nos demostramos que nuestra resistencia de más de tres décadas no ha sido en vano. Y no estamos dispuestos a rifarla ni a olvidarla.

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